lunes, 2 de julio de 2007

Fabricación de la katana


I.- Introducción

Cuando hablamos de la fabricación de la katana no debemos hablar de herreros sino de maestros artesanos ya que el proceso de elaboración de estas armas se asemeja en muchos aspectos al de una ceremonia religiosa. El protocolo es siempre el mismo y todo esta medido hasta el más mínimo detalle y se le rodea de misticismo.

El proceso se iniciaba con un material bastante pobre y fruto del trabajo del maestro se obtenía un arma que era resistente a la vez que flexible y producía uno de los cortes más extraordinarios que se han visto jamás. Si, puede que las katanas de maestros célebres como Masamune o Muramasa no fuesen tan duraderas como las europeas, pero ninguna otra arma de filo ha conseguido nunca acercarse a su calidad de corte.





Katana Masamune


El sistema empleado para dar a la katana las cualidades antes descritas ha sido documentado con bastante detalle pero hay aspectos que nunca llegaremos a conocer ya que entran de lleno en el terreno del “secreto profesional” y murieron con los grandes maestros o con sus alumnos más aventajados. Pese a ello podemos describir el proceso general de fabricación y eso es precisamente lo que pretendo hacer en este artículo.

Describiré el proceso de forma sencilla y paso a paso para que el lector se haga una idea del mismo pero no entraré en detalles excesivamente farragosos ni incorporaré a la explicación los mitos y leyendas que hay sobre temas como el plegado del acero. El resultado no será un trabajo escrupulosamente detallado del proceso pero podrás seguirlo con facilidad y hacerte una idea general del mismo cosa que no se consigue con otros textos que circulan por hay. Ya me dirás si lo consigo ;)

II.- La tatara y el tama hagane

El hierro es la materia prima usada en la fabricación de las katanas y se obtiene, como es lógico, a partir del mineral de hierro. Se trata de una materia prima que contiene muchas impurezas y cuyas propiedades son bastante pobres de modo que el primer paso es convertir ese hierro en algo más resistente, en acero.

El acero es una aleación de hierro y carbono siendo el porcentaje de este último inferior al 2% y para conseguirla los herreros japoneses sumergían el satetsu, mineral de hierro, en carbón vegetal incandescente obtenido a partir de madera de pino. La mezcla de estos dos elementos se realizaba en el interior de un horno de arcilla conocido como tatara en un proceso largo y laborioso que ocupaba a unas 5 personas durante aproximadamente cuatro días. Al finalizar este periodo la tatara era destruida y de su interior se extraía el ansiado acero que los japoneses llamaban tama hagane.

La tatara tenia una altura de 360 cm y un ancho y un fondo de 120 y en su interior se calentaban 10 toneladas de satetsu y 12 de carbón vegetal para obtener 2,5 de tama hagane y esto da una idea del trabajo que suponía esta primera fase de la fabricación.





Recreación de una tatara.



III.- El uagane y el shingane

El tama hagane obtenido se fraccionaba en trozo más manejables y se calentaba y aplastaba a golpe de martillo creando diversas láminas de acero que se colocaban unas sobre otras en un montón y se cubrían con arcilla y polvo de pierda de amolar. El resultado final del proceso eran uno trozos de material de unos 12 cm de largo, 14 de largo y 2 de grosor que se emplearían para la fabricación de la hoja de la katana.

La katana debía ser resistente pero también flexible y eso obligaba a usar dos tipos de material que los japoneses llamaban uagane y shingane. El primero daba la dureza y se empleaba en el exterior y el segundo daba la flexibilidad y quedaba en el interior.

Ambos eran obtenidos del mismo tama hagane y eran plegados y forjados varias veces hasta conseguir una pieza más fina y compacta. Esta forja requería que el material fuese calentado golpeado y vuelto a calentar infinidad de veces y la diferencia en las propiedades venía dada porque el shingane era expuesto mas veces y durante más tiempo al aire para que se enfriase.

Una vez obtenidos el uagane y el shingane estos debían ser unidos y esto se podía hacer de dos formas. Una, la mas sencilla, consistía en colocar una lamina de shingane de menor tamaño sobre otra de uagane mayor. Otra, más laboriosa pero más eficaz, consistia en crear una lámina de uagane en forma de un U y colocar dentro de ella el shingane envolviéndolo como si fuese un librillo.

La mezcla de uagane y shingane se trabajaba calentando, golpeando y enfriando lentamente hasta darle la forma definitiva que además de curvada era mucho más fina en la zona del filo que en la del contrafilo. Esta parte del proceso era muy delicada y requería la eliminación de cualquier impureza y el uso de un rascador que se pasaba constantemente sobre la superficie.

Una vez conseguida la forma definitiva la hoja se afilaba y pulía quedando lista para una de las fases más importantes y complicadas el templado.

IV.- El yakiire y el hamon

Para realizar el templado o yakiire toda la hoja de la katana se cubría con una pasta de arcilla bastante espesa, yakibatsuchi, que una vez aplicada era retirada con esmero de la parte del filo. Si la arcilla había sido aplicada de modo uniforme y no tenía grietas cuando la hoja era sometida a grandes temperaturas solamente la parte que había quedado descubierta de arcilla quedaba templada.






Aplicación moderna de la capa arcillosa.


La temperatura optima para el templado se situaba entorno a los 750º pero si esta superaba los 800º la hoja quedaba inservible porque a esa temperatura el acero se expande. Estas temperaturas de forjado además de dar dureza creaban una curvatura natural en la hoja aunque esta no era tan pronunciada como la que se requería y eran los maestros las que la obtenían de modo artificial y base de golpes.

El hamon o línea de templado quedaba claramente marcado en la hoja y su forma dependía de la forma en que se hubiese retirado la arcilla. Una de las formas más usuales era la denominada notare que creaba un dibujo ondulado pero también las había rectas y con forma de dientes de sierra.

Aunque no me detendré en explicarlas profundamente es importante decir que el empleo del yakibatsuchi en el templado crea dos tipos de partículas denominadas nie y nioi. Si conviene saber que viendo ambas partículas un experto puede determinar la calidad de la espada y que para ello debe colocar la katana en un ángulo de entre 20º y 30º respecto al foco de luz. Esto es así porque las partículas del nie son mucho mayores que las del nioi que solo pueden verse cuando refractan la luz en ese ángulo.

La próxima vez que veáis a un experto mirar el filo de una katana en ese ángulo sabréis que no mira si está o no afilada sino la calidad del nioi ;)

V.- El pulido.

En una primera etapa se retiran los restos de incrustaciones empleando para ello piedras de desbaste muy abrasivas y siendo este el momento para producir esa curvatura artificial de la hoja de la que hablaba antes. Esto se consigue calentando el contrafilo de la katana y presionando contra un bloque macizo de cobre siendo la pericia y la experiencia del artesano los únicos elementos que garantizan un buen resultado final

El proceso de pulido continua empelando nuevas piedras cada vez mas finas hasta llegar a una fase final que ha fecha de hoy desconocemos ya que estaba sumida en el más profundo de los secretos. Solo el maestro artesano y aquel discípulo al que elegía para sucederlo estaban presentes en esta fase y apenas hay documentación fiable sobre ella. Baste saber que al final del oscuro proceso la línea de temple quedaba muy visible y que la espada podía afiliarse hasta conseguir una superficie de corte que no ha sido igualada.

VI.- Montaje final y prueba

Aunque mucha gente cree que el mango y la hoja son dos partes diferentes no es así. La Katana es una sola pieza de metal que en su parte de la empuñadura está cubierta por distintas partes (ver el articulo anterior) y por un cordaje que permite manejarla con comodidad. Si el mango el filo fuesen dos partes distintas la espada se rompería con gran facilidad fruto de la vibración de los golpes y pro eso se hace de una sola pieza.

La creación del mango o tsuka y la de la vaina daría para otro largo texto pero obviaré ambos y me centraré en el momento en el que el artesano entrega la katana a su cliente y este tiene derecho a probar su eficacia antes de abonar el servicio prestado.

El modo más habitual para probar la espada tras su reconocimiento visual (hay que mirar el nioi ;) era asestar un golpe sobre una estructura creada con una caña de bambú alrededor de la cual se habían atado diversos juncos. Si la espada era buena el conjunto de junco y bambú era seccionado con limpieza y sin emplear excesiva fuerza y era el momento de realizar el pago.

En ocasiones se probaba el corte sobre algún cadáver e incluso sobre algún reo vivo pero esto era mucho menos usual pese a que aparece así descrito en muchos textos supuestamente documentados. Esta práctica apenas se uso entre otras cosas porque cuando los presos se enteraban de que se iba a realizar una prueba de estas se la panza de piedras y cuando eran cortados en dos la espada podía quedar dañada por ellas.

El precio de una buena katana, especialmente la de grandes maestros como los citados en la introducción, era muy elevado y eso las convertía en uno de los regalos más apreciados que podía hacer un daimio a uno de sus hombres. Recibir una katana de manos de tu señor, y las posesiones que solían ir aparejadas, era un tremendo honor que todo samurai deseaba alcanzar.

VII.- Bibliografía

Para saber más sobre las espadas japoneas puedes acudir a:

Smauráis de Stepehn Turnbull
Los Samurais de Anthony J. Bryant
The Samurai Sword de John Yumoto
The Arts of the Japanese Sword de Robinson


© Coronel Nathan Kurtz (JFM - 2007)
Probhibida la reproducción de este artículo

3 comentarios:

butherfly dijo...

Interesante... pero yo no tendría la pasiencia requerida para crear tan hermosas armas... cierto que es un arte que muy pocos conservan aún, haciendo casi exclusiva la posibilidad de tener una Katana original de uno de estos maestros y que su valor sea demasiado alto para los comunes... a través de esta exposición tuya, puede notarse que valen cada euro pagado...
Besucos y chupachus... ya espero esa Katana algún día.... jajajajajajajaja

Indigo dijo...

sigo el proceso
¿Qué tal las fiestas?? Si no fuera tan despistada me hubiera dado cuenta antes de que estabas allí y te hubiera obligado (jejeje ^_^) a que me invitaras a algo
Beso!

Dayana Bohorquez dijo...

los amo