sábado, 20 de octubre de 2007

Haru, la de los grandes ojos

La guerra con el clan Minamoto había durado seis años y había colocado a los Takeda en una difícil situación sin embargo ver como las llamas consumían la torre principal del gran castillo del norte hacia que todos sus esfuerzos hubiesen merecido la pena.

En la gran sala principal yacía el cuerpo desbentrado del gran Kenji Minamoto que, tal como marcaba la tradición, había preferido quitarse la vida a enfrentarse con el deshonor de la derrota. Su clan había sido derrotado y la vida ya no tenía sentido para él de modo que sus últimas órdenes fueron que sus dos hijos fuesen puestos a salvo a cualquier precio.

Kenji conocía bien a Tetsuo Takeda y sabía que, tal como el mismo haría, acabaría con toda su descendencia. Un heredero, aunque solo fuese un crío, era una esperanza para los vencidos y una amenaza para los vencedores y eso era algo que ningún gran líder podía permitir.

- Aquí están mi señor – Dijo el general Kei mientras empujaba a las dos criaturas que acababan de ser capturadas en un bosque cercano hasta que estas se arrodillaron con extrema dificultad sobre la bien pulida tarima de pino.

El niño se llamaba Tenma y Kenji le calculó doce años y aunque, al igual que su hermana, tenía las manos atadas a la espalda la expresión de su rostro era altiva y su mirada desafiante.

- No hay duda de que eres un Minamoto – Dijo Kenji mientras colocaba la hoja de su katana sobre el cuello del joven para acto seguido deslizarla sobre este seccionándole la yugular con un corte limpio y profundo que le procuró una muerte rápida pero aparatosa.

- ¿Qué tenemos aquí? – Pregunto el daimio apoyando su sable, aun impregnado de sangre, bajo la barbilla de la joven Haru.

La muchacha había nacido durante el primer mes de la guerra y tenia unos bellísimos y grandes ojos color miel y fue precisamente eso lo que impidió que siguiese la misma suerte que su hermano que yacía, ya inmóvil, sobre un gran charco de sangre.

No era Tetsuo un hombre compasivo pero amaba a su mujer con locura y sabía lo mucho que ella ansiaba tener una hija. Aiko se había dedicado por entero a él y le había dado un heredero sano y fuerte sacrificando en un complicado parto la posibilidad de tener más hijos. Ella nunca decía nada, ni se quejaba, pero viendo el cariño que mostraba a las hijas del general Kei era evidente que se moría por tener una hija. Le debía eso, y mucho más, y al ver los grandes y tiernos ojos de Haru decidió que la hija de su enemigo cubriese el gran vacío que sentía su amada esposa.

Haru fue criada como si fuese la verdadera hermana de Miki Takeda y mientras este era instruido en las artes de la guerra a ella se la convirtió en una dama elegante y refinada. Aiko y Haru eran inseparables y estación tras estación la joven de los grandes ojos se convertía en un calco casi perfecto de su nueva madre.

Su caminar era elegante y sereno, su caligrafía digna de un escriba y su modo de tocar la flauta cautivadora sin embargo era una niña triste y reservada que solo mostraba apego por Aiko. Cierto es que obedecía a Tetsuo como si de su verdadero padre se tratase, y que aguantaba con estoicismo los celos de Miki, sin embargo jamás los miraba directamente y se postraba ante ellos con la sumisión de un perro clavando la mirada en el suelo hasta que estos le ordenaban que la alzase para admirar sus grandes ojos.

Unos ojos que cada año se volvían más cautivadores y de los que se decía que aquel que los miraba perdía el habla, y la voluntad, y entraba en una especie de trance del que costaba salir. El sueva color miel de sus pupilas se había tornado si cabe más intenso y aunque la muerte de Aiko, cuando ella tenia tan solo 14 años, ensombreció un poco su mirada esta no perdió un ápice de su magnetismo.

Quiso Tetsuo que al cumplir los 18 se casase Haru con Shiro, su más importante general, un hombre violento, rudo y poco refinado que le doblaba la edad y ella aceptó sumisa los deseos de su daimio y preparó el enlace con el mismo amor que pone un maestro artesano en la confección de una nueva katana.

Todo estaba preparado para la boda que tendría lugar al atardecer cuando Haru pidió a su padre que la acompañase hasta sus aposentos donde, tras pedirle que se acomodase, le sirvió sake hasta que este hizo un leve gesto que indicaba que estaba saciado.

- Para mí habéis sido como un padre y antes de abandonar vuestra casa me gustaría entregaros un presente – Dijo la joven y siguiendo una estudiada y ancestral coreografía acercó una pequeña caja de madera y tras depositarla en el suelo junto a Tetsuo la abrió para que este viese su contenido.

Se trataba de un precio tanto en cuya empuñadura destacaba, insultante, la silueta de una grácil garza. La cara de Tetsuo se contrajo furiosa al ver el viejo mon del clan Minamoto y aunque trató de levantarse furioso no lo consiguió. Haru se había movido con la rapidez de un depredador y tras coger el tanto del estuche lo había clavado hasta el mango en su costado.

El golpe fue devastador y la brillante hoja perforó el pulmón del daimio impidiendo que este gritase. El dolor era intenso pero Tetsuo era fuerte y trató de desenvainar su katana pero Haru se lo impidió colocando su mano izquierda sobre la empuñadura y retorciendo la hoja del tanto hasta que el intenso dolor hizo que su rival cayese al suelo.

La proximidad con su victima había teñido de rojo la zona pectoral de su blanco kimono y las dos estocadas que dio a Tetsuo cuando este se arrastraba hacia la salida embadurnaron su rostro y su pelo.

- Antes de que mueras quiero que veas una cosa – Dijo Haru y mientras Tetuso la miraba asustado e incrédulo desde la cálida tarima la niña de los grandes ojos corrió uno de los paneles y le mostró el cuerpo sin vida de Miki.

- Debiste matarme cuando tuviste oportunidad. Tendrías que haber acabado con la dinastía de tu enemigo tal como he hecho yo con la tuya y tu victoria hubiese sido como la mía, completa – Sentenció la bella joven mientras se inclinaba sobre Tetsuo para hundir con saña el tanto en su garganta.

Cuando se abrió la puerta del gran salón los invitdos en lugar de echar mano a sus armas retrocedieron asustados buscando la protección de las paredes. La joven Haru estaba completamente cubierta de sangre y en su mano derecha traía la cabeza de Tetsuo. Su mirada ya no era dulce sino siniestra y su rostro estaba iluminado por una amplia e inquietante sonrisa.

- He cumplido mi parte del trato. Cumple ahora tú con la tuya – Dijo Haru arrojando la cabeza de Tetsuo a los pies de Shiro.

Shiro dio un grito y un puñado de sus leales entró en la estancia y dio muerte a casi todos los ilustres invitados. El clan Takeda estaba acabado y él sería el nuevo daimio y para ello solo tendría que cumplir una promesa que le resultaba harto placentera, casarse con la joven de los ojos grandes y convertirla en la señora del nuevo clan.

“Todo me sonríe” pensó Shiro viendo crecer a su hijo sin saber que años después este le quitaría la vida con la misma saña que su madre había arrebatado la de Tetsuo. Su nombre se perdería en el tiempo como gotas de agua en la lluvia y el clan pasaría a ser el clan Minamoto. Nuevas tierra, nuevos hombres, pero la misma sangre corriendo por las venas de su líder. Una sangre que espesa y recia que convertía a una dulce muchacha de seis años en una fiera pantera que era capaz de esperar agazapada tanto tiempo como fuese necesario para cobrar su pieza. Porque lo importante no es el tiempo que tarda en llegar la victoria sino que esta sea completa.

© Coronel Nathan Kurtz (JFM - 2007)
Probhibida la reproducción de este relato

Traducciones de palabras y nombres
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Aiko = Niña del amor
Daimio = Señor feudal
Haru = Primavera
Kei = Respetuoso
Kenji = Sano, Saludable
Miki = Tronco de árbol
Mon = Símbolo representativo de un clan
Tanto = Daga.
Tenma = Diablo delcCielo
Tetsuo = Hierro
Sake = Bebida alcohólica echa con arroz
Shiro = Color blanco

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En el otro se me olvidó decirte q me gsutaban las ilustraciones! la de debajo tiene unapose muy interesante xD y la de arriba, el da un poco de miedo... xD esa mirada tan... no se... de loco.......xD (no te me vayas a frustrar q ya sabes q soy la destrozadora oficial de clasicos y romances xDDD)
Y eso no son otakus, eso son frikiiiiiiiiissssss!!! xDDD se lo tengo qenseñar mñn a Vero en uno de esas pausas escolares q tenemos... xDDD
Y bueno ahora ya si, a tu relato...

Me encanta el momento "ahora cojo y me la llevo" 'miro x aqui, miro x alli, nadie me ve....' -todo esto c voz de misterio xD

Hubiera sido mas bonito q los ojos fueran negros ^^

Te ha quedado muy intentsa, te vas superando!!!

:O menudo giro!!! :OOO y el final??? xDDD jolines!! -si es q todo se pega...- xDDD

Genial, me ha gustado (aunque sea tan violenta... xD)

Ohhh diablo del cielo... q poetico... tb me llamo la atencion la traducción de Miki ^^

He tenido q contestar hoy xq ayer no me dejaba...>.<

Besines!

butherfly dijo...

me gusta más la katana que el tanto...pero estando bien empleado también me sirve... juas, juas, juas, juas...
interesante, mola... ya sabes lo que pienso de tus relatos, lástima que no los envíes a publicar en algún pastín... sigo creyendo que obtendrías una grata recompensa a por ellos...
Un beso y doble de chupachus, después de nuestra conversa de ayer, te los has ganado jejejejeje
espero que haya estado genial el día con tus sobrinos y familia... ya me dirás luego de tu "ahijada", que no terminaste de contarme